jueves, 19 de abril de 2007

DEL OLMO VISITA LA UMH

Laura Lorenzo


Juan Del Olmo, el conocido Magistrado de la Audiencia Nacional, asistió ayer a las jornadas sobre los derechos fundamentales y proceso penal que se organizaron en nuestra universidad.

El juez acudió a la UMH donde se formó una gran expectación. Cámaras y fotógrafos acudieron al evento que tuvo lugar en la clase 1.5 del edificio La Galia. Dicha sala estaba repleta de personas interesadas en el ponente.

La charla a cargo de este invitado tuvo como punto fuerte la investigación criminal. A modo de pequeña introducción, Del Olmo afirmó que “todos los investigadores son ciudadanos controlados por el orden judicial”. Esta idea fue la base para su explicación posterior ya que dicho poder se sostiene mediante dos principios; el respeto a la ley y la imparcialidad.

A partir de ese momento desarrolló el objeto de investigación criminal en España. La investigación, según el juez, es sinónimo de reto y, además, ésta se basa en hechos; de ahí la importancia de los avances científicos porque éstos nos ayudan a atribuir o no un hecho a una persona. Por tanto, las mejoras técnicas y los avances son lo que permite encontrar la respuesta a un acto. Como ejemplo y anécdota el ponente pasó a leer una noticia en la que se logró dar con un asesino gracias al ADN encontrado en un hueso de pollo.

A continuación, el magistrado explicó a los asistentes la manera en la que se debe investigar un hecho. Hizo especial hincapié en quién investiga y quién es el que se limita a entender lo ocurrido. Para el ponente, el encargado de la investigación es la policía, mientras que el tribunal es imparcial y sólo tiene como función “razonar y justificar” cada acto con pruebas. Por tanto, “el Estado debe perseguir el delito, si no, caemos en la inseguridad”

Para finalizar el acto, Del Olmo afirmó que se debe valorar la gravedad de un delito y que, además, un juez debe valorar la investigación policial, no debe ser un proceso mecánico, si no que se deben tener en cuenta muchos aspectos para que, a partir de ellos, se imponga la pena al acusado.

Cabe destacar el tono del magistrado durante la charla. Éste se mostró en todo momento muy cómodo en la sala e incluso bromeó con los asistentes en algún momento. Aun así, no se tuvo la posibilidad de hacer una ronda de preguntas al invitado.

Juan Del Olmo nació en el barrio de El Carmen, en Murcia, en 1958. Licenciado en Derecho, comenzó su carrera profesional en el País Vasco, en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción en Durango (Vizcaya). Ahora, es conocido por todos por el juicio que está teniendo lugar a causa de los atentados del 11M.

Y Ruedan Cabezas

Llanos Párraga

No llevamos ni un año y ya parece que podemos percibir más de la cuenta. A lo mejor no es que veamos demasiado, sino que detectamos la verdad. Como libres que somos, podemos opinar de todo, podemos decir lo que nos gusta y lo que no, pues vamos a ello.

Con lo de ver más de la cuenta me refiero a que todos sabemos cuando otra persona hace bien su trabajo y cuando no. Y, de vez en cuando, está bien reconocerlo. El problema surge cuando esa persona ya no puede hacer lo que hace bien, ¿por qué?, porque el cabecilla manda la orden. Y, ¿cuáles son las consecuencias? Para el último en discordia, ninguna. Pero, ¿para el trabajador? Y, ¿para nosotros? Creo que las consecuencias son más de las esperadas. Somos muchos los que vamos a salir perjudicados, y todo, porque desde el principio no se hicieron bien las cosas, y claro, empezar la casa por el tejado...

No sé cuántos de estos me habré cruzado en mi vida de estudiante, algunos han sido buenos, otros mal recordados, otros ni me marcaron, pero éste lo ha hecho. Han sido sólo 7 meses, pero sé que hemos aprendido mucho, me arriesgaría a decir que con el que más. ¿Que es exigente? Sí, ¿quién dice que no? Pero tiene motivos para hacerlo, tiene derecho a exigirnos un nivel mínimo. Sus exámenes no son difíciles, aún así tropezamos la mayoría, pero esos tropiezos no se deben a ninguna mala explicación, porque tenemos más que queremos, cada uno se lo toma a su ritmo y ya está. Eso es lo justo, que cada uno haga con sus estudios lo que quiera, porque son suyos, y a los demás ni nos va ni nos viene.

La cosa se pone seria cuando uno o varios, hace unos pocos años, tomaron la mala decisión de organizar el programa de la carrera como les soplaba el viento: a la derecha... pues anual, a la izquierda... venga, esta cuatrimestral, que ahora no sopla... ponemos esta asignatura un año y sobra... tsssshh ¿para qué quiere saber escribir un periodista?, pensaría más de uno aquel día.

Pues la respuesta es fácil: para saber hacer bien su trabajo. No como ellos, que a pesar de que hacen poco, lo hacen mal. Total, ellos sólo están para mandar, no para preocuparse de si las primeras promociones de periodismo saben escribir un párrafo sin faltas o no. Vale, si esto es a lo que juegan, vamos a jugar todos... perdonad, olvidaba que no nos dejan manifestarnos, que interrumpimos el orden. ¿Lo interrumpimos? O, ¿les jode ver la realidad y el orgullo que rodea sus cargos no les deja ver que se han equivocado y que los alumnos tenemos razón?

Yo, por lo menos, no pienso mirar para otro lado, aunque esté viendo demasiado, si esto tiene un final que no me gusta no va a ser porque no he intentado cambiarlo. Me da lo mismo hacerlo sola o contar con los demás, pero me da el presentimiento que al final saldremos perdiendo, una vez más.

El pez gordo, grande, y poderoso, se come a los pequeños, aunque estén en lo cierto.